Sputnik V: Las Vacunas Fabricadas en Argentina Serán Producidas Masivamente A Partir de la Próxima Semana

El Instituto Gamaleya comprobó la calidad de 3 lotes del elemento 1 y un lote del elemento 2 realizados por el laboratorio Richmond y habilitó la fabricación en escala. La siguiente semana llegarían los activos para la preparación de las primeras dosis en el territorio.

Las vacunas rusas Sputnik V fabricadas por el laboratorio argentino Richmond fueron aprobadas por el Instituto Gamaleya y en la siguiente semana iniciará la producción masiva en el territorio. El dato ha sido confirmado por la ministra de Salud, Carla Vizzotti.

Richmond había enviado a Rusia 3 lotes del elemento 1 y un lote del elemento 2 de la vacuna Sputnik V para que el Instituto Gamaleya realizara el control de calidad. Moscú comprobó y aprobó las dosis fabricadas en la provincia de Buenos Aires y habilitó a Richmond a escalar la producción.

De no haber cambios, aquel proceso iniciará la semana que viene, una vez que lleguen los primeros principios activos a la Argentina para que en Richmond haga la fase final de la producción de la vacuna y su envasado.

A lo largo de dichos meses, el laboratorio argentino compartió un proceso de ida y vuelta de información y envíos de muestras a territorio ruso, en un trabajo que necesita muchísima coordinación con Moscú.

En abril, el laboratorio había enviado al Centro Gamaleya un lote de más de 21.000 dosis ejecutadas en la Argentina para que fueran testeadas y sometidas a pruebas de calidad, con el objeto de comenzar la producción masiva en una de sus plantas ubicadas en el Gran Buenos Aires y poder, después, exportar a diferentes territorios de Latinoamérica y Central.

La vacuna Sputnik V contra el coronavirus, originada y producida por el Instituto científico ruso Gamaleya, ha sido la primera en estar disponible en la Argentina.

Después de un año de enfermedad pandémica universal por el acecho del virus SARS-COV-2 , la lejana rusa no ha sido un inconveniente para Figueiras, quien se trasladó a fines de febrero de este año a Rusia, y en algunas oportunidades, hasta cerrar la firma del consenso preliminar y de cooperación científica con el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) y con la colaboración de Hetero Labs Limited, una compañía implantada en la República de la India y con la cual Richmond tiene una unión estratégica hace más de 25 años.

El consenso establecía además de la fabricación de las dosis, la obra de una planta fundamental, con la lógica de un hub o usina biotecnológica, en el poblado de Pilar.

La noticia escaló en magnitud e efecto una vez que en abril, a partir de Moscú se confirmó que Argentina podría ser el primer territorio autorizado para la producción de las dosis de la Sputnik V fuera de Rusia.

De esta forma, la Argentina, en su calidad de primer país latinoamericano en registrar de manera oficial Sputnik V en su territorio, por medio de una autorización de uso de emergencia que emitió la autoridad regulatoria nacional -Anmat – quedó en el ojo de la tormenta.

La vacunación con Sputnik V a lo largo del territorio inició el 29 de diciembre de 2020.

Con la transferencia de tecnología proporcionada por el Fondo Ruso de Inversión Directa, Laboratorios Richmond se convierte en la primera compañía farmacéutica nacional productora de la vacuna Sputnik V.

La producción en escala empezaría este mes. Es de esta forma que la concatenación de los acontecimientos se precipitó y los argentinos se van a poder comenzar a inocular con una fórmula realizada en el país mucho previo a lo previsto.

Este plan consta de numerosas fases, una primera que empujará la producción con el inicio activo que vendrá directo a partir de Moscú para paliar la emergencia y la escasez de inoculantes que muestra la situación argentina; y una segunda fase, con la obra de la planta de Pilar finalizada y la construcción en escala, dando sitio a una tercera fase para exportar los inoculantes contra el coronavirus, entre otros, hacia la zona y el mundo.

En una segunda etapa, la Argentina va a tener todo el periodo de elaboración de la vacuna rusa desde la obra de una totalmente nueva planta del laboratorio Richmond.

“En la instancia final, con la obra de la planta nueva, se completa la cadena de valor con el fermentado. Y más para atrás con la transferencia de la cadena celular. Desde ahí se recibe la libertad total del producto, pagando los derechos de producción”, aclaró Figueiras, quien situó a esta segunda fase en 2022.

Este proceso es parte de un conocimiento que se firmó el 25 de febrero entre el Fondo Ruso de Investigación y el laboratorio argentino, que podría transformarse en un hito importante en la contienda contra el progreso del virus en la Argentina y la zona.

A la par, Richmond trabaja en la conformación de un fideicomiso de entre 70 y 100 millones de dólares para la obra de una totalmente nueva planta en Pilar, provincia de Buenos Aires, que va a tener la probabilidad de construir hasta 500 millones de dosis por año.

Si bien al principio se había difundido que el nombre de la vacuna producida en la Argentina podría ser Sputnik V.I.D.A (acrónimo de Vacuna de Inmunización para el Desarrollo Argentino), trascendió que se llamará Sputnik V, manteniendo de esta forma su nombre original.

La vacuna se fundamenta en una plataforma probada y bien estudiada de vectores adenovirales humanos y usa 2 vectores diferentes para ambas inyecciones, lo cual otorga inmunidad con una duración más prolongada que las vacunas que usan el mismo mecanismo de gestión para las dos inyecciones.

La efectividad de esta vacuna según los estudios científicos publicados en Lancet, es del 91,6%, una de las tasas más altas registradas hasta la fecha. Además, recientemente, un nuevo análisis llevado a cabo sobre los casi 4 millones de rusos que fueron vacunados con esta fórmula lanzó una efectividad del 97,6%.

La Argentina ha sido el primer país latinoamericano en registrar de manera oficial Sputnik V en su territorio. El registro se hizo por medio de una autorización de uso de emergencia. En la actualidad, Sputnik V está registrada en 65 países, con una población total de 3200 millones de individuos.